Lista de puntos

Hay 9 puntos en «Surco» cuya materia es Vida interior  → oración, presencia de Dios.

Para tu examen diario: ¿he dejado pasar alguna hora, sin hablar con mi Padre Dios?… ¿He conversado con El, con amor de hijo? —¡Puedes!

Vamos a no engañarnos… —Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros, presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores acciones, nuestras intenciones más escondidas.

Creemos esto…, pero ¡vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para El ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos…

—¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta?

Si tuvieras presencia de Dios, cuántas actuaciones “irremediables” remediarías.

¿Cómo vas a vivir la presencia de Dios, si no haces más que mirar a todas partes?… —Estás como borracho de futilidades.

Es posible que te asuste esta palabra: meditación. —Te recuerda libros de tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantilenas rutinarias… Pero eso no es meditación.

Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú, su hijo, necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y por todo lo que te dará.

El único medio para conocer a Jesús: ¡tratarlo! En El, encontrarás siempre un Padre, un Amigo, un Consejero y un Colaborador para todas las actividades nobles de tu vida cotidiana… —Y, con el trato, se engendrará el Amor.

Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, sólo porque allí adquieres unos conocimientos… muy limitados, ¿cómo no tienes constancia para frecuentar al Maestro, siempre deseoso de enseñarte la ciencia de la vida interior, de sabor y contenido eternos?

¿Qué vale el hombre o el galardón más grande de la tierra, comparado con Jesucristo, que está siempre esperándote?

Un rato de meditación diaria —unión de amistad con Dios— es cosa propia de personas que saben aprovechar rectamente su vida; de cristianos conscientes, que obran en consecuencia.