Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Forja» cuya materia es Humildad → naturaleza y necesidad.

¡Dios mío, enséñame a amar! —¡Dios mío, enséñame a orar!

Debemos pedir a Dios la fe, la esperanza, la caridad, con humildad, con oración perseverante, con una conducta honrada y con costumbres limpias.

Procura que "la humildad de entendimiento" sea, para ti, un axioma.

Piénsalo despacio y… ¿verdad que no se comprende cómo puede haber "soberbios de entendimiento"? Bien lo explicaba aquel santo doctor de la Iglesia: "es un desorden detestable que, viendo el hombre a Dios hecho niño, él, sin embargo, quiera seguir pareciendo grande sobre la tierra".

¡Con cuánta insistencia el Apóstol San Juan predicaba el mandatum novum! —"¡Que os améis los unos a los otros!"

—Me pondría de rodillas, sin hacer comedia —me lo grita el corazón—, para pediros por amor de Dios que os queráis, que os ayudéis, que os deis la mano, que os sepáis perdonar.

—Por lo tanto, a rechazar la soberbia, a ser compasivos, a tener caridad; a prestaros mutuamente el auxilio de la oración y de la amistad sincera.

Como te sientes fundamento escogido por Dios para corredimir —no te olvides de que eres… miseria y miseria—, tu humildad te ha de llevar a colocarte debajo de los pies —al servicio— de todos. —Así están los cimientos de los edificios.

Pero el fundamento ha de tener fortaleza, que es virtud indispensable en quien ha de sostener o empujar a otros.

—Jesús —díselo con fuerza—, que nunca, por falsa humildad, deje de practicar la virtud cardinal de la fortaleza. Dame, Dios mío, que discierna el oro de la escoria.

La soberbia entorpece la caridad. —Pide a diario al Señor —para ti y para todos— la virtud de la humildad, porque con los años la soberbia aumenta, si no se corrige a tiempo.

Si tú estás en el mundo a cuatro patas, ¿cómo te extrañas de que los demás no sean ángeles?

Háblale despacio: buen Jesús, si he de ser apóstol —apóstol de apóstoles— es preciso que me hagas muy humilde.

Que me conozca: que me conozca y que te conozca.

—Así jamás perderé de vista mi nada.

Referencias a la Sagrada Escritura