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Libertad y responsabilidad

Por eso no os canséis de predicar el amor a la libertad, y demostradlo trabajando con responsabilidad personal en todas las tareas de los hombres. Insisto en que la Obra, como tal, no tiene nada que ver con esas actividades; a la Obra corresponde solo mantener el vigor de vuestra vida interior y ayudaros a conocer la doctrina de Jesucristo, para que podáis hacer en todo lugar el servicio que Dios nos pide.

Un servicio generoso, hecho –como vengo repitiéndoos– con mentalidad laical: con la mentalidad que tiene un profesional cristiano, que no se sirve del nombre de un santo, para vender kilos de novecientos gramos; ni usa en vano el nombre de la Iglesia, para medrar económica o socialmente.

Habéis de servir a las almas, en una palabra, sabiéndoos mayores de edad; y estando dispuestos a dar razón de vuestros actos, sin involucrar en vuestra actividad de ciudadanos ni a la Esposa de Jesucristo ni a la Obra.

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