23

Veréis cómo esa conducta vuestra les acercará a la fe, que nunca tuvieron o que perdieron, tantas veces sin demasiada culpa por su parte. Cuando esto suceda, vuestro cariño deberá redoblarse; habréis de continuar andando juntos por la vida, dialogando como amigos sinceros, adivinando sus posibles dificultades, para afirmarles más en la buena senda; fortaleciendo científicamente vuestra fe, porque es estéril −es contraproducente− cualquier intento de dialogar sobre esas cuestiones, sin doctrina y sin don de lenguas.

Tenéis aquí otra razón más para que sintáis la urgencia de una sólida formación, continua, profunda, bien basada en principios seguros. Con esa preparación, no habéis de temer la convivencia con quienes estén en el error. ¡Qué tristeza me da haber oído a veces, refiriéndose a personas que han abrazado nuestra fe, después de estar años, quizá toda una vida, sin conocer la Luz: es un converso; ¡hay que tener cuidado!

Hay que tener cuidado para amarles más, sin suspicacias, con alegría, porque habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de penitencia49. Pero hay que tener cuidado también, para no traicionar sus deseos de estar con Cristo, para no darles como bueno lo que no es; para que, por su inseguridad −son como niños recién nacidos a la fe− o por sus ímpetus fogosos, no se desvíen del buen camino que han empezado a seguir.

Notas
49

Lc 15,7.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma