50

Los miembros de la Obra son cristianos corrientes

Por el bien de la Iglesia hemos de rezar para que se acaben esas injustas discriminaciones: por lo menos, que todo el mundo nos trate como a los demás ciudadanos, nuestros iguales, porque –como ellos– pagamos nuestros impuestos, cumplimos el servicio militar y no deseamos ningún privilegio que no tengan nuestros colegas.

Es preciso que procuremos borrar la calumnia de secreto, que se están empeñando en arrojar sobre el Opus Dei: no falta alguno que se atreve a calificar la Obra de masonería. Necedad grande, porque nada tenemos que aprender nosotros de los enemigos de Jesucristo, para servir a Jesucristo, a su Iglesia y a su Vicario.

Quizá lo que les preocupa es la desorganizada organización que ofrece nuestro apostolado, y saben que una publicidad abusiva impediría el trabajo de muchos de mis hijos, que al ser conocidos oficialmente como miembros del Opus Dei o como católicos responsables, se verían incapacitados para desarrollar su actividad en muchísimos ambientes –universitarios, sindicales, obreros, económicos, políticos, etc.–, en los que han de servir a la Iglesia.

Este punto en otro idioma