18

Comprenderéis mejor la labor de San Rafael, si la consideráis con independencia de la labor de proselitismo, aunque en realidad, la obra de San Rafael y el proselitismo van siempre unidos. Pero no podemos decir que, con un muchacho o con una chica, se hace labor de San Rafael, y, con otros, proselitismo; porque con todos hacemos labor de proselitismo, sean o no de San Rafael: unos recibirán la gracia de la vocación, y otros no.

Si fijamos nuestra atención en los que tratamos como simples amigos o amigas de la obra de San Rafael, iremos descubriendo la manera de desarrollar con naturalidad nuestro apostolado con ellos: qué es lo que hemos de enseñarles, lo que de ellos esperamos y lo que ellos esperan, lo que Dios les pide.

El proselitismo para la obra de San Rafael comienza, pues, por la amistad, por el trato humano o profesional con uno de mis hijos o con una de mis hijas. Amistad y trato que los de Casa sobrenaturalizan desde el primer momento, porque es una labor de apostolado; pero exteriormente los chicos de esta obra no lo ven desde el primer día, aunque después lo irán comprendiendo y asimilando sin necesidad de ninguna declaración expresa.

Esa amistad, esa relación con uno de vosotros se amplía después, de una parte, con el afecto, con la simpatía y por la frecuencia con que acude esa persona a la casa del Opus Dei, a la que comenzó a ir y se le enseñó que debía considerar como propia, como casa suya; todo esto, claro está, se une después a una amistad con los que conoce y trata en aquel hogar nuestro.

Y de otra parte, porque nace en la gente de San Rafael una aceptación, una adhesión al espíritu del Opus Dei; y un cariño, un querer de verdad a la Obra –a la que también comienzan a considerar como suya–, con la que se van identificando poco a poco.

Notas

“con todos hacemos labor de proselitismo”: ver glosario (N. del E.).

Este punto en otro idioma