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Papel del sacerdote

Para completar ese trabajo de formación que hacéis vosotros, hijas e hijos míos, está la labor del sacerdote. Con su predicación frecuente, esos amigos nuestros sacerdotes –pronto, con la gracia de Dios, serán hermanos vuestros sacerdotes los que hagan esa labor– os ayudarán a que los chicos vayan ahondando en la doctrina que se les da en los Cursos de Formación, haciéndola vida propia: lucha ascética generosa y vibración apostólica.

En todas las casas donde se haga labor de San Rafael podrá haber una meditación semanal para ellos, de ordinario los sábados, en honor de la Virgen. También se les ofrecerá la posibilidad de hacer todos los meses un día de retiro espiritual, y de asistir a cursos anuales de retiro, que tan eficaces son para progresar en la vida interior.

Al invitarles a asistir a todos estos medios de formación, les explicaremos siempre que son completamente libres para frecuentarlos o no, porque no tienen obligación de ninguna clase.

Cuando tengamos sacerdotes de la Obra, como parte esencial de su labor en este apostolado, desarrollarán una amplia tarea de dirección espiritual personal, ofreciendo así a todos el modo de seguir aquella recomendación divina: cor boni consilii statue tecum… ut dirigat in veritate viam tuam30; que tengan junto a sí a un buen consejero, que los dirija en la verdad por el camino que lleva a Dios.

Notas
30

Si 37,17.19.

Referencias a la Sagrada Escritura
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