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La vida vuestra, hijos míos, cuando encontráis estos inconvenientes y los lleváis sonriendo con alegría, llenos de una caridad operante y en silencio, se llena de una sabiduría divina: quoniam sapientia aperuit os mutorum et linguas infantium fecit disertas45. Después veréis cómo esa Sabiduría de Dios abre, a su tiempo, la boca de los mudos y da elocuencia a los que han procurado hacerse como niños.

Sé que tendréis siempre muy en cuenta aquel omnes enim filii Dei estis per fidem46; todos vosotros sois hijos de Dios por la fe. ¡Qué poder el nuestro! Poder de saberse y de ser hijos de Dios. Y si, a pesar de todo, creéis que el fruto de vuestro trabajo es poco, traed a vuestra memoria las palabras de Isaías: electi mei non laborabunt frustra47, nunca mis elegidos trabajarán inútilmente.

Cada uno debe pensar: graecis ac barbaris, sapientibus et insipientibus, debitor sum48; yo tengo esta deuda de caridad y de servicio con el mundo entero, con todos los hombres, con los griegos y con los bárbaros, con los sabios y con los ignorantes. No hemos de desmayar, pues, ante estas u otras dificultades. No es posible que, por dejadez nuestra, haya quien pueda decir al Señor: quia nemo nos conduxit49, nadie nos ha llamado.

Notas
45

Sb 10,21.

46

Ga 3,26.

47

Is 65,23.

48

Rm 1,14.

49

Mt 20,7.

Referencias a la Sagrada Escritura
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