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Me siento ahora movido, hijos míos, a haceros unas consideraciones que habrán de ayudaros a edificar sobre una profunda y sincera humildad, porque desdichado es el que desecha la sabiduría y la instrucción; su esperanza es vana, sus trabajos infructuosos, e inútiles sus obras15; pero, en cambio, el Señor dio a los santos la recompensa de sus trabajos, guiándolos por un camino de maravilla, y fue para ellos sombra en el día y luz de estrellas en la noche16.
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