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Los defectos son motivo de humildad. Para ser humildes, sinceridad con Dios. Sinceridad consigo mismo

No os extrañe que os diga que amo vuestros defectos, siempre que luchéis por quitarlos, porque son un motivo de humildad. Ha dicho aquél, que es el primer literato de Castilla, que la humildad es la base y el fundamento de todas las virtudes, y sin ella no hay ninguna que lo sea*****.

Si queremos perseverar, seamos humildes. Para ser humildes, seamos sinceros: sinceros con Dios, con nosotros mismos, y con los que llevan adelante nuestra alma: ut probetis potiora, ut sitis sinceri et sine offensa in diem Christi77; a fin de que sepamos discernir lo mejor, y nos mantengamos puros y sin tropiezo hasta el final. Así perseveraremos.

Sinceros con Dios: es difícil, porque la gente tiende al anonimato. Las personas que tienen una función de importancia en la vida pública, es frecuente que reciban montones de anónimos. De cara a Dios, hay muchos hombres que quieren pasar también en el anonimato, que rehúyen el encuentro en la oración personal y en el examen.

Notas
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Cfr. Miguel de Cervantes, El coloquio de los perros (Novelas ejemplares), ed. de Florencio Sevilla Arroyo, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001, fol. 246v (N. del E.).

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Flp 1,10.

Referencias a la Sagrada Escritura
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