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Hijos míos: no os avergüence ser miserables; no os acobardéis porque tengáis en el corazón el fomes peccati, la materia propia para que se cebe el fuego del pecado.

No os asustéis, porque el justo cae siete veces, y otras tantas se levanta23. En nuestra pelea espiritual no faltarán fracasos. Pero ante nuestras equivocaciones, ante el error, debemos reaccionar inmediatamente, haciendo un acto de contrición, que vendrá a nuestro corazón y a nuestros labios con la prontitud con que acude la sangre a la herida, combatiendo con eficacia el cuerpo extraño, el germen de infección.

Yo os aseguro, dice el Señor Dios, que no me gozo en la muerte del impío, sino en que se aparte de su camino y viva. Convertíos de vuestros malos caminos: ¿por qué os empeñáis en morir, casa de Israel? Tú, pues, hijo de hombre, di también a los hijos de tu pueblo: la justicia del justo no le salvará el día en que pecare, y la impiedad del impío no le será estorbo el día en que se convierta de su iniquidad, como no vivirá el justo por su justicia el día en que pecare24.

Materias
Notas
23

Pr 24,16.

24

Ez 33,11-12.

Referencias a la Sagrada Escritura
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