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No se romperán tus pies de barro, porque conoces su inconsistencia y serás prudente, porque sabes bien que sólo Dios puede decir: ¿quién de vosotros me puede acusar de pecado?67.
Cuando llega la noche y hago el examen y echo las cuentas y saco la suma, la suma es: pauper servus et humilis!**** Digo muchas veces: cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies!68. No lo digo con humildad de garabato. Si el Señor ve que nos consideramos sinceramente siervos pobres e inútiles, que tenemos el corazón contrito y humillado, no nos despreciará, nos unirá a Él, a la riqueza y al poder grande de su Corazón amabilísimo. Y tendremos el endiosamiento bueno: el endiosamiento de quien sabe que nada tiene de bueno, que no sea de Dios; que él, de sí mismo, nada es, nada puede, nada tiene.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/cartas-1/52/ (01/05/2024)