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Los Cursos son también una ocasión magnífica para que algunos amigos mayores colaboren. Pueden desarrollar ellos los temas que estén en condiciones de exponer con claridad y precisión, dirigiendo después con competencia los cambios de impresiones.

Quiero recordaros aquí que –como siempre– esos cambios de impresiones no son una revisión crítica de la doctrina expuesta, ni mucho menos una discusión: son un rato tranquilo de estudio. Tienen por fin aclarar dudas sinceras y positivas, o facilitar argumentos o precisiones de detalle, para que los chicos expongan después con eficacia esa doctrina a otras personas. Para alcanzar esta finalidad, conviene que los Numerarios y los amigos que asisten a la clase como alumnos, ayuden al que preside a dirigir con orden esa conversación.

No olvidéis que si parece que va a encenderse una polémica apasionada, es mejor aconsejar que pongan por escrito su pensamiento brevemente y con la mayor precisión que puedan: y después se concreta de palabra solo al interesado, a no ser que la materia pueda ser útil a toda la clase.

Será interesante que esos amigos, que intervienen en esta labor, presten ayuda profesional concreta a los mejores alumnos de los Cursos Profesionales. Con su experiencia y su madurez podrán orientarles y aconsejarles eficazmente.

Muchas veces encontrarán además en estos jóvenes –profesionalmente selectos– buenos colaboradores para su propio trabajo; y de este modo habrá también ocasión de seguir en relación con ellos y de prolongar, como he dicho antes, el trato apostólico: servans semitas iustitiae, et vias sanctorum custodiens29, ayudándoles a guardar el camino de su rectitud.

Notas
29

Pr 2,8.

Referencias a la Sagrada Escritura
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