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Obras corporativas de enseñanza

No voy a detenerme en una enumeración –que por otra parte no acabaría nunca– de las distintas obras corporativas que, con el tiempo, tendremos en todo el mundo. Solo en el campo de la enseñanza, nos espera una tarea ingente, en todos los niveles, que siempre hemos de realizar como una labor profesional de ciudadanos.

En este campo específico de la docencia, las obras apostólicas –variadísimas–, en las que ejercitamos siempre nuestro trabajo profesional, serán necesariamente instrumento para dar también a otros una sólida preparación profesional y una buena formación humana; y para hacer un fecundo apostolado, no solo con los que acudirán al centro, sino también con gente de cualquier condición social.

En las universidades, por ejemplo, se podrá desarrollar una amplia labor de extensión cultural –siempre de contenido apostólico– en la región o comarca donde estén enclavadas, dando con esta ocasión a la gente, intelectual o no, una buena dosis de doctrina cristiana y de buen ejemplo.

Si sois fieles en vuestro trabajo diario, si procuráis ser santos y vibráis, en pocos años serán una realidad maravillosa tantos apostolados corporativos con la juventud, campo abonado para un extenso quehacer humano y sobrenatural con todo el pueblo.

Os recuerdo una vez más que nuestro apostolado con la gente joven no se limitará nunca al que hagamos en y desde esas obras corporativas. Hemos de trabajar también en asociaciones, escuelas, iniciativas oficiales y privadas de altura, para convertirlas en operativos instrumentos apostólicos: ubicumque fuerit corpus, illic congregabuntur et aquilae37, donde haya una labor honesta, allí iremos a darle más vida.

Notas
37

Mt 24,28.

Referencias a la Sagrada Escritura
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