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Continuidad de la labor durante las vacaciones: el verano

Os he dicho muchas veces, hijas e hijos míos, que para el apostolado no hay vacaciones: la obra de San Rafael se realiza con continuidad a lo largo de todas las épocas del año. Como es natural, la labor que se hace con los estudiantes durante sus vacaciones, tiene características distintas de la que desarrollamos durante el curso escolar. Pero no se interrumpe.

Para la gente joven, hay un tiempo que puede ser muy peligroso: los meses de verano, que casi necesariamente suponen un alejamiento de la mayoría de sus compañeros, que asisten con ellos a la tarea de la obra. Por eso, hay que procurar por los medios ordinarios que el verano no suponga un corte total en el trato.

Es preciso que la relación con los chicos no pierda continuidad. Habéis de ayudarles a que sean fieles a las normas de piedad que han empezado a vivir; a que hagan algo de apostolado en el ambiente en el que pasen las vacaciones; a que empleen bien el tiempo, mejorando su formación cultural, estudiando un idioma, y también descansando: siempre he dicho a los chicos que el descanso –que no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de ocupación– es importante, e incluso he querido que sea materia del examen de su retiro mensual.

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