12

El obstáculo de las inclinaciones humanas

Es lógico, por otra parte, que sintamos la atracción, no ya del pecado, sino de esas cosas humanas nobles en sí mismas, que hemos dejado por amor a Jesucristo, sin que por eso hayamos perdido la inclinación a ellas. Porque teníamos esa tendencia, la entrega de cada uno de nosotros fue don de sí mismo, generoso y desprendido; porque conservamos esa entrega, la fidelidad es una donación continuada: un amor, una liberalidad, un desasimiento que perdura, y no simple resultado de la inercia. Dice Santo Tomás: eiusdem autem est aliquid constituere, et constitutum conservare25. Lo mismo que dio origen a tu entrega, hijo mío, habrá de conservarla.

Notas
25

S.Th. II-II, q. 79, a. 1 c.

Este punto en otro idioma