33

Humildes, hijos míos. Mirad que Jesucristo nos ha besado los pies cuando los besó a los primeros doce. Y Él es quien es, y nosotros somos lo que somos: pobres criaturas.

Si somos fieles, si somos humildes, seremos limpios, mortificados, obedientes; seremos eficaces, en todo el mundo: cuanto más humildes, más eficaces. No hemos venido a mandar, sino a obedecer. Venimos a servir, como Jesús, que non venit ministrari, sed ministrare74. Meditad muchas veces las palabras del Bautista: Illum oportet crescere, me autem minui75; conviene que Él crezca, y que yo disminuya.

Si quieres ser grande, comienza por ser pequeño; si quieres construir un edificio que llegue hasta el cielo, piensa primero en poner el fundamento de la humildad. Cuanto mayor sea la mole que se trate de levantar y la altura del edificio, tanto más hondo hay que cavar el cimiento. Y mientras el edificio que se construye se eleva hacia lo alto, el que cava el cimiento se abaja hasta lo más profundo. Luego el edificio, antes de subir se humilla, y su cúspide se erige después de la humillación76.

Materias
Notas
74

Mt 20,28; «non venit ministrari, sed ministrare»: «[el Hijo del Hombre] no ha venido a ser servido, sino a servir». (T. del E.)

75

Jn 3,30.

76

S. Agustín de Hipona, Sermo 69, 2 (PL 38, col. 441).

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma