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El obstáculo de la aridez interior

Quizá alguna vez, hijo mío, me digas que te encuentras cansado y frío, cuando cumples las Normas; que te parece que estás haciendo una comedia. Esa comedia es una gran cosa, hijo. El Señor está jugando con nosotros como un padre juega con sus hijos. Dios es eterno, y tú y yo delante de Dios somos unos niños pequeñísimos. Ludens in orbe terrarum43: estamos jugando ante Dios Nuestro Padre, y Dios juega con nosotros como juegan los padres con sus hijos.

Si en algún momento −ante el esfuerzo, ante la aridez− pasa por nuestra cabeza el pensamiento de que hacemos comedia, hemos de reaccionar así: ha llegado la hora maravillosa de hacer una comedia humana con un espectador divino. El espectador es Dios: el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo: la Trinidad Beatísima. Y con Dios Señor nuestro, nos estarán contemplando la Madre de Dios, y los ángeles y los santos de Dios.

Notas
43

Pr 8,31.

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