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Fidelidad a la fe

A aquella muchedumbre que sigue al Señor, después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús le dijo: en verdad, en verdad os digo, que vosotros me buscáis, no por los milagros que habéis visto, sino porque os he dado de comer con aquellos panes hasta saciaros86. Los milagros que hace el Señor tienen esa finalidad principal: poner de manifiesto su divinidad, para que tengamos fe. Le preguntaron luego ellos: ¿qué es lo que haremos, para ejercitarnos en las obras de Dios? Respondió Jesús: la obra de Dios es que creáis en aquel que Él os ha enviado. Le dijeron: ¿pues qué milagros haces tú, para que nosotros veamos y creamos? ¿Qué cosas haces?87.

Si falta la voluntad de creer, la disposición humilde del alma, los prodigios de Dios no se ven; la inteligencia se mueve en un plano sin relieve, sin el sentido de lo sobrenatural. Por eso, cuando Jesús les habla del Pan de Vida, de la Eucaristía, ellos siguen pensando en el pan de la tierra. Le dijeron ellos: Señor, danos siempre de ese pan88. Y cuando les propone el misterio que han de creer, en sus términos precisos, sin posibilidad de eludir su contenido sobrenatural objetivo, cuando les exige el acto de fe teologal −dándoles la gracia suficiente para creer−, se produce la desbandada. Desde entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirle y ya no andaban con él. Por lo que dijo Jesús a los doce: vosotros ¿queréis también retiraros? Entonces Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos conocido y creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios89.

Ahora pido, para vosotros y para mí, la fe de Pedro, quae per caritatem operatur90, que obra animada por la caridad. Una fe viva, inquebrantable, sin titubeos, sin atenuar su contenido, sin una sombra, operativa.

Materias
Notas
86

Jn 6,26.

87

Jn 6,28-30.

88

Jn 6,34.

89

Jn 6,67-70.

90

Ga 5,6.

Referencias a la Sagrada Escritura
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