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Afán de santidad en el mundo

No quiere decir esto que no haya habido también otras almas, que han procurado dedicarse al cumplimiento perfecto de la voluntad de Dios, sin apartarse de sus quehaceres ordinarios y de la condición y del estado de vida que tenían en el mundo: las ha habido –ordinariamente aisladas– y la Iglesia, a algunas de ellas, las ha elevado a los altares.

La inmensa mayoría de esas almas, sin embargo, ha permanecido en la obscuridad, ha pasado en silencio, inobservada, sin que apenas pueda saberse hasta qué punto su vida santa ha sido ejemplo para otras personas y ha contribuido a manifestar la santidad de la Iglesia.

Con el ejemplo de estas criaturas extraordinarias, ha quedado también como en una semiobscuridad –por lo menos práctica– la doctrina clara de que todos los bautizados, aun permaneciendo en su normal vida de trabajo en medio del mundo, pueden y deben santificarse y ser levadura poderosa de vida cristiana64.

Notas
64

1 Co 5,6.

Referencias a la Sagrada Escritura
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