46

Todo eso, hijas e hijos míos, nada importa. Si he querido hacer un inciso para aludir a estas dificultades, es solo porque el considerarlas nos ayuda –por contraste– a perfilar mejor los rasgos característicos de nuestro espíritu. Por lo demás, rezad con confianza filial en nuestro Padre Dios, disculpad a todos, y esperad.

Cuando el Cielo juzgue llegada la hora, hará que abramos –en la organización del apostolado en la Iglesia– el cauce por el que tiene que discurrir ese río caudaloso que es la Obra, y que en las circunstancias actuales no tiene todavía un sitio adecuado en el que asentarse: será tarea ardua, penosa y dura. Habrá que superar muchos obstáculos, pero el Señor nos ayudará, porque todo en su Obra es Voluntad suya.

Rezad. Vivid unidos a mi oración continua: Domine, Deus salutis meae: inclina aurem tuam ad precem meam81. Decid conmigo: Señor, Dios Salvador nuestro, escucha nuestra oración. Sin que os falte nunca la convicción profunda de que las aguas pasarán a través de los montes: inter medium montium pertransibunt aquae82. Son palabras divinas: las aguas pasarán.

Mientras tanto, sacad el propósito de poner en práctica, como hice yo, la invitación que recogí hace poco en Burjasot, durante unos días de predicación a un grupo de universitarios –algunos sois ya hijos míos– que se preparaban a mejorar su vida cristiana. Sobre una puerta, releí con gusto una inscripción que decía: cada caminante siga su camino. Esto es lo que hemos de hacer nosotros, esforzarnos cada vez con mayor empeño en conocer bien el camino específico, al que Dios Nuestro Señor nos ha traído, y en seguirlo fielmente.

Notas

Sobre la anécdota sucedida en Burjasot, ver glosario (N. del E.).

81

Sal 88[87],2-3.

82

Sal 104[103],10.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma