73

De la vida de la Obra nacerá el cauce jurídico

Estoy terminando, hijos míos. Ya os decía al comienzo de esta carta, que mi intención era solo recordaros algunos puntos del espíritu sincero y sencillo que el Señor, Bondad infinita –que remedia la pequeñez de los instrumentos que usa–, me ha dado para vosotros. Quiere Dios, nuestro Padre, que aprendáis bien este espíritu, que lo hagamos profundamente nuestro, que lo vivamos.

Es esta vida –la vida de la Obra–, la que abrirá a su tiempo el necesario cauce jurídico, la norma de derecho, que esperamos con confianza. Las plantas, que nacen desde abajo, como el Opus Dei, han de abrirse paso por sí mismas, con la suave violencia de la vida, protegidas por el cuidado y la solicitud del jardinero –Jardinero divino es el nuestro–, que pone alimento a las raíces y asegura el desarrollo necesario, cara al aire libre y a la luz del sol.

Este punto en otro idioma