18

Permite el Señor que muchas veces detrás de las obras de Dios vaya la incomprensión, y aun la difamación y las persecuciones, como detrás de la luz viene la oscuridad. Las promueven frecuentemente gentes buenas con mucha ceguera, que no quieren saber de nada que no sea su rutina, su comodidad o su egoísmo, que huyen en su vida de toda complicación.

Y así, hasta en el ambiente eclesiástico, entre tantas personas santas o –por lo menos– cumplidoras del deber, se encuentran otras muchas sin celo, que son burócratas de la Iglesia de Dios y dan la impresión de que no les importan las almas. Unos y otros no entienden los términos espirituales: cuando se les habla, les parecen vacíos, no han intentado vivirlos.

Alguna vez he pensado que, por poca que sea la preparación que tengan, debían darse cuenta del deber grave que les ha de urgir a pedir informaciones, a escuchar al que se acusa, a estudiar su doctrina: la doctrina que el acusado propone, y los frutos que da.

Callo y callaré, mientras pueda callar: pero siento claramente que la defensa del espíritu de la Obra es la defensa de nuestra amistad con Dios, que nos dice: ergo iam nos estis hospites et advenae, sed estis cives sanctorum et domestici Dei55; ya no me sois extraños y advenedizos, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios.

Notas
55

Ef 2,19.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma