14

Es preciso, pues, mostrar a los hombres este sencillo camino de santidad, que se ofrece a todos con la magnífica simplicidad de las cosas divinas; y lo haremos bien, si procuramos comenzar a predicar esta doctrina con el ejemplo vivo de nuestra labor personal intensa, hecha con deseo de perfección –con la mayor perfección, también humana, posible–, con la perfección que pide lo que ha de ofrecerse a Dios.

Si ejercemos de este modo nuestra propia profesión, si realizamos así nuestras propias tareas en medio del mundo –ese trabajo o munus de cada uno, que es bien conocido por todos–, aprenderán de nosotros los hombres que es muy posible, también en las normales circunstancias de la vida ordinaria, hacer realidad en su alma el mandato que a todos ha dirigido el Señor: estote ergo vos perfecti, sicut et Pater vester caelestis perfectus est51; sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

Cumplir la voluntad de Dios en el trabajo, contemplar a Dios en el trabajo, trabajar por amor a Dios y al prójimo, convertir el trabajo en medio de apostolado, dar a lo humano valor divino: esta es la unidad de vida, sencilla y fuerte, que hemos de tener y enseñar.

Notas
51

Mt 5,48.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma