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Nuestro espíritu nos lleva al respeto de todas las personas

Hijas e hijos míos, somos amigos de trabajar pacíficamente con todos, precisamente porque estimamos, respetamos y defendemos en todo su enorme valor la dignidad y la libertad que Dios ha dado a la criatura racional, desde el mismo momento de la Creación; y, más aún, desde que el mismo Dios no dudó en asumir la naturaleza humana, y el Verbo se hizo carne y habitó entre los hombres97.

De ahí, que nuestro empeño en tratar con todas las personas –nadie nos es indiferente, porque tampoco para Cristo lo ha sido– ha de estar siempre presidido por una exquisita delicadeza humana, que supere las simples formas sociales, puesto que es una manifestación de nuestra misma fe.

Así se comprende bien que este espíritu de la Obra ha de atraer el cariño y la ayuda de tantos no católicos y aun no cristianos, entre los cuales habréis de vivir, teniéndolos por compañeros de trabajo, por seguros amigos.

Notas
97

Cfr. Jn 1,14.

Referencias a la Sagrada Escritura
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