48

Igual que la ayuda a los que están enfermos, a los que son pobres, es una limosna material, la ayuda a los que tienen pobreza de doctrina es también limosna: limosna, caridad espiritual, que hemos de distribuir oportunamente, a manos llenas.

Hay que dar doctrina, para ahogar el mal en abundancia de bien. La verdad no puede ser artículo de lujo84. Hay que sembrar abundantemente entre los fieles la buena doctrina, la doctrina segura –con el convencimiento de que lo propuesto por el Magisterio como verdad de fe permanecerá inconmovible–, dejando y enseñando la libertad sobre lo que es opinable.

Sembrar, hijos míos, con claridad, sin ambigüedades; porque no podemos permitir que impere el escepticismo práctico: la verdad es una. Con don de lenguas –os suelo decir, recordando con gozo la venida del Espíritu85–, que sabe acomodarse siempre a la condición, a la capacidad y a la formación del que escucha, y que es fruto de la oportuna preparación del que habla, y del amor y de la fe con que realice esa tarea apostólica86.

Notas
84

Cfr. Mt 11,25.

85

Cfr. Hch 2,4-6.

86

Cfr. Jn 7,38.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma