57

No se trata, por tanto, de encubrir la propia personalidad o condición; ni de mantener un aspecto externo determinado, que no sea el que les corresponde, el que les es connatural; ni de actuar así por táctica apostólica; ni de adoptar camuflajes innecesarios.

Todas esas rarezas o hipocresías son imposibles en la Obra; podrán darse, en todo caso, en aquellas personas que intenten disfrazarse de seglares, o aparentar de alguna manera que no son religiosos, aseglarándose –he conocido algunos– quizá por táctica apostólica: peligrosa táctica, por cierto, que podría convertirse –porque la sinceridad reclama siempre sus derechos– en una verdadera apostasía del estado religioso, organizada con técnicas de perversión intelectual y de costumbres.

Este punto en otro idioma