68

Mayor aún, si cabe, ha de ser ese respeto a cada persona y a su libertad, cuando se trate de contrastes en cuestiones opinables. Hay, por desgracia, entre los hombres, tanta tendencia al totalitarismo, a la tiranía, al fanatismo de las propias opiniones en materias discutibles, que nos hemos de esforzar mucho para dar ejemplo –en todas partes– de nuestro amor a la libertad personal de cada uno.

Me he hecho siempre este razonamiento, que debéis también haceros vosotros y enseñarlo a los demás: si el Señor ha dejado tantas cosas a la libre disputa de los hombres, ¿por qué ha de ser enemigo mío un hombre que piense de distinta manera que yo?

Si no tenemos las mismas ideas, y me convence, aceptaré su opinión; si le convenzo yo, pensará como yo; si ninguno de los dos convence al otro, podremos siempre respetarnos, querernos bien, convivir en paz.

Este punto en otro idioma