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Naturalidad y humildad personal y colectiva

Pero no olvidéis que este modo sencillo y natural de vivir nuestra vocación se complementa perfectamente con la sensata discreción sobrenatural, que la eficacia de la labor y, sobre todo, la humildad personal y la humildad colectiva requieren: especialmente ahora, en estos primeros tiempos de la Obra, que son delicados tiempos de gestación.

La intimidad de la entrega personal a Dios y la intimidad de la vida de nuestra Familia, no son cosas para andar pregonándolas por la calle, ni para satisfacer la curiosidad del primer oliscón agresivo que llame a la puerta: nuestra ingenuidad ha de ir unida a la prudencia.

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