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Luz cristiana

Cada uno en su lugar, en su puesto de trabajo, los socios del Opus Dei han de dar con sinceridad, sin subterfugios ni tácticas, la luz cristiana que el pueblo y la calle esperan, porque somos para la calle y para el pueblo.

El gesto, la mirada, el modo de hablar, el modo de ver y hacer las cosas, el trato con los demás y, en general, toda la vida y el comportamiento de los miembros de la Obra, deben ir acompañados de esa sencillez que nace del ser iguales a los otros hombres. El día en que falsamente pensaran que no éramos como ellos, la calle y el pueblo se nos harían impermeables: no podríamos servir a las almas.

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