40

Os vengo hablando, hijas e hijos míos, de la obligación que nos apremia −caritas Christi urget nos66− de ayudar a Cristo Señor Nuestro en su divina tarea de Redentor de todas las almas, consumada cuando Jesús murió en la vergüenza y en la gloria de la Cruz −iudaeis quidem scandalum, gentibus autem stultitiam67; escándalo para los judíos, necedad para los gentiles− y que, por voluntad de Dios, continuará hasta que llegue la hora del Señor.

Esta obligación incumbe a todos los cristianos: y, por un título especialísimo −la llamada que hemos recibido−, es onus et honor, carga y honor para los hijos de Dios en su Obra. El Señor pide de nosotros que le llevemos, con nuestra conducta ejemplar y con un apostolado constante de dar doctrina, a todos los hombres que se crucen en nuestro camino: apostolado que habéis de hacer en y desde vuestro propio trabajo profesional, en vuestro propio estado.

En la acción apostólica, no debemos dejarnos arrastrar por ninguna acepción de personas, ni podemos excluir ninguna actividad humana, porque todas las ocupaciones honestas, todos los oficios honrados serán para nosotros motivos de santificación, y medio de apostolado eficacísimo, que nos dará ocasión para arrastrar a otras almas a la búsqueda sincera y generosa de la santidad en medio del mundo.

Por eso he afirmado, y os lo repito, que habéis de dar ejemplo, siendo así testigos de Jesucristo en todos los campos de la actividad humana, a los que llevaréis la buena semilla que habéis recibido, para ser sembradores de Dios, sal que sazone las almas que no han gustado aún o que han olvidado el sabor del mensaje evangélico, luz que ilumine a los que yacen en las tinieblas del error o de la ignorancia.

En todos los campos donde los hombres trabajan −insisto− os habéis de hacer presentes también vosotros, con el maravilloso espíritu de servicio de los seguidores de Jesucristo, que no vino a ser servido, sino a servir68: sin abandonar imprudentemente −sería error gravísimo− la vida pública de las naciones, en la que actuaréis como ciudadanos corrientes, que eso sois, con libertad personal y con personal responsabilidad.

Notas
66

Cfr. 2 Co 5,14.

67

1 Co 1,23.

68

Mt 20,28.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma