64

Trabajar con naturalidad. Humildad personal. Heroísmo en la humildad colectiva

Para ser eficaces, por lo tanto, debéis trabajar con naturalidad, sin espectáculo, sin pretender llamar la atención, pasando inadvertidos, como pasa inadvertido un buen padre que educa cristianamente a sus hijos, un buen amigo que da un consejo lleno de sentido cristiano a otro amigo suyo, un industrial o un negociante que cuida de que sus obreros estén atendidos en lo espiritual y en lo material.

Debéis trabajar −por tanto− silenciosamente, pero sin misterios ni secreteos, que nunca hemos empleado y nunca emplearemos: porque no se necesitan para servir a Dios, y además repugnan a las personas que tienen claridad en la conciencia y en la conducta. Silenciosamente: con una humildad personal tan honda, que os lleve necesariamente a vivir la humildad colectiva, a no querer recibir cada uno la estimación y el aprecio que merece la Obra de Dios y la vida santa de sus hermanos.

Esta humildad colectiva −que es heroica, y que muchos no entenderán− hace que los que forman parte de la Obra pasen ocultos entre sus iguales del mundo, sin recibir aplausos por la buena semilla que siembran, porque los demás apenas se darán cuenta, ni acabarán de explicarse del todo ese bonus odor Christi79, que inevitablemente se ha de desprender de la vida de mis hijos.

Notas
79

Cfr. 2 Co 2,15; «bonus odor Christi»: «el buen olor de Cristo» (T. del E.).

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma