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Deberá haber, finalmente, también otro tipo de apostolados de los que la Obra oficialmente se hará responsable; serán siempre actividades profesionales de carácter plena y exclusivamente apostólico, realizadas por mis hijos. Y como las llevarán a cabo corporativamente los que pertenecen al Opus Dei, las llamaremos obras corporativas.

Podrán ser de tipos muy diversos, según las circunstancias y las necesidades de las almas en cada lugar y en cada época: centros de formación para todas las categorías sociales; casas para retiros espirituales y cursos de instrucción religiosa; residencias para estudiantes universitarios; centros profesionales y asistenciales para obreros, campesinos, etc.

Las hijas y los hijos míos que se harán cargo de estas labores apostólicas deberán dedicarse a ellas profesionalmente, porque para todos los que forman parte de la Obra, sin excepción, el trabajo profesional es el único medio de santificación propia y ajena. Su labor en las obras corporativas será su trabajo ordinario de tipo profesional, aunque tenga una finalidad directa y totalmente apostólica; y, en todo caso, se tratará de una labor igual a la que ejercen muchos otros ciudadanos: maestros, médicos, administradores, directores de residencias de estudiantes, etc.

Si alguna vez los hijos míos tienen que dejar su ocupación profesional habitual, para dedicarse a tareas de dirección, de formación o de asistencia en alguna labor corporativa, tampoco entonces habrán dejado de vivir la vida ordinaria de la gente de la calle, y su nueva labor será siempre trabajo profesional; puesto que es corriente, en todas partes, que muchas personas cambien con más o menos frecuencia de actividades, por motivos familiares, económicos, sociales, etc. Y hay profesiones −la política, por ejemplo− a las que suelen dedicarse ordinariamente quienes ya se habían ocupado y siguen ocupándose de otras tareas.

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