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Unidad y libertad de los católicos

Ved, hijos de mi alma, la gran necesidad que hay de formar a los católicos con un fin determinado: el de conducirles a la unidad en las cosas esenciales, dejándoles al mismo tiempo que usen de su legítima libertad, con caridad y comprensión para todos, en las cuestiones temporales. Libertad: no más dogmas en cosas opinables.

No va de acuerdo con la dignidad y con la psicología misma de los hombres ese fijar arbitrariamente unas verdades absolutas, donde por fuerza cada uno ha de contemplar las cosas desde su punto de vista, según sus intereses particulares y con su propia experiencia personal. Por lo demás, un solo partido −consecuencia necesaria de haber implantado una sola opción posible− no sirve para llevar adelante mucho tiempo la vida pública de un país, porque acaba gastándose, acaba perdiendo la simpatía y la confianza de la gente, aunque la gestión haya sido en su conjunto positiva, y no haya habido inmoralidades. Lealmente pienso que las cosas son así, pero puedo equivocarme: no sería la primera vez.

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