10

Esta llamada es un tesoro escondido que no encuentran todos. Lo encuentran aquellos a quienes Dios verdaderamente elige: se pedirá cuenta de mucho a quien mucho se le entregó14. Cuando hayáis sentido esa gracia de Dios, no os olvidéis de la parábola del tesoro escondido: quem qui invenit homo, abscondit, et prae gaudio illius vadit, et vendit universa quae habet, et emit agrum illum15*: ¡es tan humano y tan sobrenatural esconder los favores de Dios!

Mirad cómo busca el Señor a los que quiere que le sigan. A Pedro, y a Andrés su hermano, que eran pescadores, cuando estaban echando las redes en el mar. Escuchad qué les dice: venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum16; venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Y Pedro y Andrés, continuo, dejando todas las cosas inmediatamente, le siguieron.

Hay otro que no ha sido llamado −nos lo cuenta San Mateo en el capítulo octavo, versículos 19 y 20−: Magister, Maestro, afirma, sequar te quocumque ieris, te seguiré dondequiera que vayas. El Señor le respondió: las raposas tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene sobre qué reclinar la cabeza. No hay que asustarse −hijas e hijos míos− ante los peligros, ante las contradicciones, ante la dureza en el servicio de Dios.

Señor −le ruega uno de sus discípulos−, permíteme que, primero que te siga, vaya a dar sepultura a mi padre. Jesús le contestó: sígueme tú, y deja que los muertos entierren a sus muertos17. Y al que le dijo: yo te seguiré, Señor, pero primero déjame ir a despedirme de mi casa, le respondió Jesús: ninguno que, después de haber puesto la mano en el arado, vuelve los ojos atrás, es apto para el reino de Dios18.

Notas
14

Lc 12,48; «quem qui invenit ... emit agrum illum»: «que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y, gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo» (T. del E.).

15

* Mt 13,44 (N. del E.).

16

Mt 4,19-20.

17

Mt 8,21-22.

18

Lc 9,61-62.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma