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Deberes cívicos

Este empeño de doctrina y de vida que nos da la Iglesia Católica, y que a vosotros, hijos míos, os empuja a servir a Dios mientras servís a vuestra patria, se concreta en unos puntos de verdad firmes, inconmovibles. Son principios indiscutibles que constituyen el denominador común −vinculum fidei− no vuestro, no de mis hijos, sino de todos los católicos, de todos los hijos fieles de la Santa Madre Iglesia.

Os diré, a este propósito, cuál es mi gran deseo: querría que, en el catecismo de la doctrina cristiana para los niños, se enseñara claramente cuáles son estos puntos firmes, en los que no se puede ceder, al actuar de un modo o de otro en la vida pública; y que se afirmara, al mismo tiempo, el deber de actuar, de no abstenerse, de prestar la propia colaboración para servir con lealtad, y con libertad personal, al bien común. Es éste un gran deseo mío, porque veo que así los católicos aprenderían estas verdades desde niños, y sabrían practicarlas luego cuando fueran adultos.

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