37

Hay otra razón de justicia que nos obliga a dar ejemplo: y es no difamar a nuestros hermanos de la Obra. Aquella sentencia absolutamente ilógica, ab uno disce omnes61*, es desgraciadamente muchas veces regla corriente para juzgar. Nuestro ejemplo ha de ser constante: todo tiene que ser ocasión de apostolado, medio de dar doctrina, aunque tengamos debilidades.

Sin miedo. Y para no tener miedo, no tener culpa. Si hay alguna debilidad, os recomiendo que repitáis las palabras de Pedro a Jesús, que yo repito habitualmente, detrás de cada uno de mis errores: Domine, tu omnia nosti, tu scis quia amo te62; Señor, tú sabes todas las cosas, tú sabes que te amo.

El conocimiento de nuestros errores nos hace humildes, nos hace acercarnos más al Señor. Además hemos de tener en cuenta que, mientras estemos en la tierra, por providencia del Señor, tendremos equivocaciones, errores. Santiago escribe de Elías que era hombre pecador como nosotros; sin embargo, hizo después de nuevo oración, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto63.

La actuación de cada uno de nosotros, hijos, es personal y responsable. Debemos procurar dar buen ejemplo ante cada persona y ante la sociedad, porque un cristiano no puede ser individualista, no puede desentenderse de los demás, no puede vivir egoístamente, de espaldas al mundo: es esencialmente social, miembro responsable del Cuerpo Místico de Cristo.

Notas
61

* «por uno solo los conocerás a todos», Virgilio, Eneida, 2, 65-66 (N. del E.).

62

Jn 21,17.

63

St 5,18.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma