74
Trato amable. Amistad con todos
El santo es incómodo, os decía. Pero eso no significa que haya de ser insoportable. Su celo nunca debe ser un celo amargo; su corrección nunca debe ser hiriente; su ejemplo nunca debe ser una bofetada moral, dada en la cara de sus amigos. La caridad de Cristo −esa santa transigencia con las personas, de la que os hablaba− debe suavizarlo todo, de modo que nunca se aplique a ningún hijo mío eso que se puede decir −a veces, desgraciadamente, con razón− de ciertas buenas personas: que para aguantar a un santo, se necesitan dos santos.
Nuestra actitud ha de ser todo lo contrario: no queremos que nadie se aparte de nosotros, porque no hayamos sabido comprenderle o tratarle con cariño. Nunca hemos de ser personas que van buscando pelea. Sigamos el consejo de San Pablo: vivid en paz, si puede ser y en cuanto esté de vuestra parte, con todos los hombres100.
Nos esforzamos por vivir en paz, aun cuando los demás no quieran: bendecid a los que os persiguen: bendecidlos, y no los maldigáis… A nadie devolváis mal por mal, procurando obrar el bien, no solo delante de Dios, sino también delante de todos los hombres101. No tratamos nunca a nadie como enemigo, porque no podemos ser enemigos de nadie.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/cartas-1/160/ (30/04/2024)