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Cuando, por boca de Jeremías, el Señor predice la futura liberación del pueblo hebreo que está en el exilio, y hace notar que, si antes les había sacado de Egipto, ahora sacará a sus siervos de terra Aquilonis et de cunctis terris22, pienso en que habrá muchas llamadas a la Obra de Dios, sin discriminación. El Señor los traerá de todas las clases sociales, de todos los talentos, de los que están arriba, de los que están abajo, y −como vuelve a decir Jeremías− de los que están en las entrañas de la tierra.

Oíd al profeta: yo voy a mandar muchos pescadores, palabra de Yavé, que los pescarán; y después muchos cazadores, que los cazarán por todos los montes, por todas las colinas, y por las cavernas de las rocas. Porque están a mi vista todos sus caminos23.

Somos instrumentos en las manos de Dios, qui omnes homines vult salvos fieri24, que quiere que se salven todos los hombres. Mis hijos, por la formación verdaderamente contemplativa de nuestro espíritu, han de sentir dentro de su alma la necesidad de buscar a Dios, de encontrarle y de tratarle siempre, admirándolo con amor en medio de las fatigas de su trabajo ordinario, que son cuidados terrenos, pero purificados y elevados al orden sobrenatural; y han de sentir igualmente la necesidad de convertir toda su vida en apostolado, que fluye del alma para traducirse en obras externas: caritas mea cum omnibus vobis in Christo Iesu25, mi cariño para todos vosotros en Cristo Jesús.

Notas
22

Jr 23,8; «de terra Aquilonis et de cunctis terris»: «de tierras del norte y de todas las tierras» (T. del E.).

23

Jr 16,16-17.

24

1 Tm 2,4.

25

1 Co 16,24.

Referencias a la Sagrada Escritura
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