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Labor apostólica junto con otros ciudadanos

Hasta ahora, hijas e hijos míos queridísimos, os he hecho considerar algunas facetas del apostolado individual que cada uno de vosotros ha de ejercer en su propio ambiente, en el desarrollo de su trabajo ordinario, de su profesión u oficio. Hay, sin embargo, otros tipos de apostolado que, con el tiempo, ejercitarán mis hijos en todo el mundo, asociándose como ciudadanos corrientes a otros ciudadanos, siempre dentro de las leyes del país en el que trabajen.

Se asociarán a otros ciudadanos −no tienen por qué ser siempre católicos−, para desarrollar juntos una labor profesional con una finalidad eminentemente apostólica, es decir, que sirva directamente para dar doctrina −éste es siempre nuestro apostolado−, aunque no tenga un carácter exclusivamente espiritual.

De ordinario se tratará, por ejemplo, de labores culturales, de beneficencia, de prensa, de cine, etc. No deben ser tareas oficialmente católicas, aunque podrá haber alguna excepción, si se viera oportuno. Pero en general han de tener la misma característica que el apostolado personal de mis hijos, del que os acabo de hablar: porque se tratará de trabajo profesional, secular y laical, hecho por ciudadanos entre sus iguales. El problema no está en llamarse católicos, sino en serlo, tanto en la actuación individual, como en las labores de conjunto.

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